NINGUNA MUJER SOLA ANTE LAS AGRESIONES
Las cifras son escalofriantes: el 14% de las mujeres sufre malos tratos físicos y cada semana una mujer es asesinada en España. Pese a ello los poderes públicos no consideran que este sea un asunto de emergencia y se resisten a usar todos los recursos del Estado de Derecho para preservar la integridad de las víctimas. Además, no existe una conciencia social generalizada sobre la gravedad de este problema. Gran parte de la sociedad mira para otro lado, porque no se considera víctima ni agresor o bien porque considera que es un asunto privado, que pertenece a la intimidad de la pareja y no un problema social, cultural, ideológico, etc.
Desde el CEP Solano queremos dejar claro que la violencia hacia las mujeres no es un asunto solo de mujeres, es un problema de violación de derechos humanos que debe implicarnos a todos y a todas en su erradicación, porque –al igual que la guerra- nos degrada, ya que afecta a la calidad moral de la sociedad que estamos construyendo.
Las causas de los malos tratos a las mujeres no se deben solo a factores individuales (alcoholismo, drogadicción, falta de formación o locura) sino a factores ideológicos y sociales, es decir, a las relaciones de dominio del hombre sobre la mujer, a una herencia ideológico-cultural que seguimos arrastrando y que durante mucho tiempo ha otorgado a los hombres todos los derechos sobre las mujeres y también al protagonismo que la violencia tiene en la sociedad y en el hogar como método educativo y de resolución de conflictos. De ahí que la mayoría de los maltratadores sean personas “normales”, pertenecientes a todas las edades y a todos los estratos sociales y culturales.
No nos gusta que el debate sobre las agresiones a mujeres se siga centrando en la exigencia de un endurecimiento del castigo a los agresores (mayores multas, más cárcel, escarnio público, etc...). Nos parece un mal camino, porque no soluciona los problemas: evita que se denuncien más casos, no sirve para disminuir los malos tratos, no repara el mal ocasionado a la víctima, no tiene en cuenta lo que ella desea y para colmo libra de responsabilidad a la Administración. ¿Desean las víctimas que sus agresores sean castigados o que cambien su conducta?. Desde Solano creemos que hay que apostar por un camino distinto (complementario o sustitutivo de la prisión, ya que esta empeora al maltratador) que ponga en primer plano a la víctima y la reparación de daños causados, que apueste por reeducar al hombre, por un tratamiento terapéutico que le enseñe a controlar su agresividad.
La erradicación de la violencia machista no se conseguirá mientras no se modifiquen las relaciones de subordinación y desigualdad de las mujeres respecto a los hombres. Para ello es muy importante la prevención y que ésta abarque la educación y los medios de comunicación (cuestionando los conceptos tradicionales de masculinidad), la salud, la justicia, etc... con el objetivo de acabar con el sexismo y fomentar unas relaciones interpersonales igualitarios y libres en las que aprendamos a resolver o a tratar los conflictos de forma no violenta. Así mismo es urgente que las administraciones promuevan políticas activas: salario social, ayudas para la vivienda, plazas en guarderías, empleo, apoyo psicológico para las víctimas, programas de tratamiento para los agresores, etc...