Cuando llega la primavera se ve a mucha gente pulverizando sus solares con herbicida. El uso del polémico herbicida glifosato -máxime en la ciudad- es una disparatada temeridad a la que hay que poner freno urgentemente, por los venenos adicionales que aporta a un medio ya de por si muy contaminado. No hay derecho a someter a la población y al medio ambiente a una contaminación innecesaria, que se convierte en un riesgo para la salud de las personas y de los animales (pájaros insectívoros, insectos polinizadores, perros y gatos) con tal de ahorrarse algunos zoletazos, máxime cuando hay alternativas más sanas y ecológicas para quitarlas.
Desde el Colectivo Ecopacifista Solano entendemos que existe una gran desproporción entre los fines perseguidos (eliminar unas pocas hierbas) y los medios que se pretenden emplear (un veneno, el glifosato, que está considerado por la Organización Mundial de la Salud -OMS- como probablemente cancerígeno para los seres humanos, basándose en la evidencia de que es cancerígeno para los animales. Emplearlo en los solares es como matar moscas a cañonazos. “Cañonazos” que pueden ocasionar lamentables daños colaterales como afirma una investigación de la prestigiosa revista ScienceDirect que relaciona la exposición al glifosato con un aumento del 41% de probabilidad de desarrollar Linfoma no Hodgkin (LNH). También hay otros estudios que plantean que este herbicida, además, actúa como un disruptor endocrino e interfiere en el funcionamiento hormonal, afectando a los fetos, incluso en concentraciones más bajas que las recomendadas en la agricultura.
Durante la anterior legislatura se tuvo en cuenta el principio de precaución y el Ayuntamiento tomó la acertada decisión de no usar herbicidas en los arriates de los árboles y en las zonas verdes, siguiendo lo establecido en los artículos 11 y 12 del capítulo IV de la Directiva Marco para un Uso Sostenible de los Plaguicidas, que establece que se velará por que se minimice o prohíba el uso de plaguicidas en los espacios utilizados por el público en general o por grupos vulnerables.
Animamos al actual equipo de gobierno a que continúe por esa línea y a que prohíba su uso en zona urbana, sumándose a la lista de ciudades que, preocupadas por la prevención de la contaminación y por la protección de la salud, han descartado definitivamente el uso del glifosato
Uno de los males de nuestra civilización es el haber perdido la conciencia de que pertenecemos a un sistema cerrado, la Naturaleza, en la que todas las especies están interconectadas. Dependemos de los ecosistemas. Todas las especies juegan una función y son imprescindibles para el mantenimiento de la biodiversidad, de los equilibrios ecosistémicos y de los servicios que nos prestan a los humanos. Por ejemplo, si desaparecen los insectos polinizadores nos quedamos sin cosechas. Cuando los equilibrios ecológicos se rompen surgen las plagas y los problemas. Cada vez que la contaminación provoca la desaparición de una especie rompemos una cadena de la vida que ha evolucionado durante 3.500 millones de años.