El pasado sábado, 6 de mayo, realizamos la tradicional comida de Solano en la Cruz de Mayo. Este año no la concertamos y ahí radica parte del error.
Nos sentamos en las mesas y mientras la conversación va creando un ambiente de lo más cordial y amigable, empiezan a llegar jarras de cerveza, refrescos y platos variados. El tiempo va pasando, y llega un momento en el que se decide finalizar la convivencia pues el objetivo principal de la misma se ha visto más que satisfecho, al mismo tiempo que muchos de los asistentes tienen otros compromisos que atender. Así que un par de componentes de Solano se dirigen a la barra y piden la cuenta, tras unos minutos el camarero trae un trozo de papel con una cifra, una cifra con muchos números, tantos números que parece una broma pero por los gestos del camarero la cosa va en serio; una cifra tan larga que parece un error pero por la cara del tío de la barra deducimos que no hay equivocación, son 1476,80 €. Nos quedamos de piedra. 20 personas comiendo, sin probar el jamón y las gambas, nos parecia exagerado.
Comienza una larga discusión sobre los platos que el camarero dice haber servido pero que nadie a visto en la mesa; sobre las jarras servidas que nos la cobran a un precio pero en el tablón de precios figuran a otro inferior, etc, etc... Rehacemos la cuenta y se rebaja en 200 euros. La volvemos a hacer y se vuelve a rebajar el precio. Viendo claramente que el tío de la barra nos quiere dejar las carteras tan vacías como nos ha dejado los estómagos, nos dirigimos al puesto de la Guardia Civil con la sensación de haber perdido la cartera, y el tío de la barra con cara de pocos amigos. Con la mediación de la Guardia Civil llegamos a un acuerdo, pagamos 1000 euros ante la presencia de la misma Guardia Civil y, con la factura y la hoja de reclamaciones nos dirigiremos a la organización de consumidores para denunciar lo sucedido. Así que una vez pagado el coste de lo supuestamente consumido nos vamos a la caseta a pedir nuestra factura y la hoja de reclamación pero el camarero nos dice que no tienen esas hojas y la factura que nos hace es una nota en una hoja de libreta por 1200 y pico de euros.
Dado que nada de esto se acoge a la legalidad nos dirigimos al puesto de la policía local y ponemos una denuncia.
Luego nos hemos ido enterando que le ha ocurrido lo mismo a varios grupos de persona. El día anterior, a 7 parejas que fueron a comer le cobraron 1200€. Y a grupos de profesores le intentaron cobrar también más de la cuenta.
Queremos dejar claro que Izquierda Unida / PCE no tiene la culpa sobre estos hechos. No se puede controlar el uso que le dan los reposteros a las casetas. Aunque ciertamente tiene la responsabilidad, junto con la autoridad competente, bajo nuestro punto de vista, de asegurar que el repostero tenga todos los papeles en regla.
Ya nos hemos puesto en contacto con la Oficina del Cosumidor y nos han marcado los pasos a seguir para denunciar estos hechos.