Solano considera, sin hacer de ello un valor absoluto, que los árboles se deben valorar como seres vivos que merecen ser respetados por si mismos y como especies vitales para la conservación del medio ambiente y de nuestra calidad de vida. Nos apena que muchos vecinos le den muy poca importancia a los árboles, los vean como elementos molestos y exijan su talado porque “desprenden muchas hojas” o ”levantan las aceras”.
Solano considera, sin hacer de ello un valor absoluto, que los árboles se deben valorar como seres vivos que merecen ser respetados por si mismos y como especies vitales para la conservación del medio ambiente y de nuestra calidad de vida. Nos apena que muchos vecinos le den muy poca importancia a los árboles, los vean como elementos molestos y exijan su talado porque “desprenden muchas hojas” o ”levantan las aceras”. Del mismo modo, lamentamos que la política urbanística siga sin apreciar suficientemente a los árboles y opte por su talado ante la más mínima reforma de una plaza o calle, en vez de buscar alternativas que salvaguarden los árboles. Por esta razón, hoy día, apenas quedan en las plazas visueñas árboles con más de 50 años.
En cambio, si tenemos muchos árboles con esta edad en las huertas. Las huertas visueñas son el auténtico pulmón de El Viso, un enorme vivero, un patrimonio natural y etnológico que está en peligro de extinción debido a que hasta ahora la política urbanística solo ha visto en ellas suelo edificable. Es hora de invertir esta tendencia.
Sin descartar a las amenazadas huertas, en El Viso tenemos unos déficits, en lo que a árboles se refiere, muy preocupantes: en nuestro término municipal no hay ni un solo espacio forestal desarrollado; brillan por su escasez -y si no busquen- las quercíneas (árboles autóctonos propios del clima mediterráneo como el alcornoque, la encina, el roble o el quejigo); apenas queda un árbol en la vega y tampoco podemos decir que abunden los árboles de ribera o los que mejor se han adaptado a las características fisico-bióticas de nuestro entorno (acebuches y algarrobos).
De entre los árboles mencionados son escasísimos los árboles centenarios, así como los que sobresalen del resto por su singularidad: dimensiones, rareza, valor paisajístico, etc... En total no superan la veintena, pero este número va a disminuir considerablemente -debido a la construcción de las carreteras de enlace con la circunvalación y al desarrollo urbanístico- si no son urgentemente protegidos.
Ya ha comenzado en nuestro término el arranque de árboles para hacer la nueva carretera. Muchos de estos árboles podrían y deberían formar parte de nuestras plazas, rotondas y otras zonas verdes. Tenemos constancia de que algunos de los pocos monumentos naturales que hay en nuestro término -arboles singulares como la encina de la Huerta Gorrión y Huerta Peralón- pueden desaparecer de nuestra localidad. Por todo ello queremos levantar la voz para que la Consejería de Obras Públicas salve estas encinas y si para ello no hay más remedio que transplantarlas, pues que dicho transplante se haga en nuestra localidad, por ejemplo, en la zona verde de la piscina municipal o en su defecto en el Parque de la Muela.