Hace unos días, en uno de mis placenteros viajes por mi pueblo, algo que intentaba esconderse tras la niebla llamo mi atención. Cual fue mi sorpresa que ese algo eran antenas de telefonía móvil, afeando el entorno no solo por la estética, sino por el riesgo que supondría para mi salud y la de mis vecinos.
Y yo me pregunto:
Si científicos y otros estudiosos del tema desaconsejan este tipo de instalaciones en núcleos urbanos ¿Por qué no hay acuerdos legales para sus restricciones y no se trazan directrices de seguridad?
Tengo entendido que se han aprobado ordenanzas para su revisión periódica ¿Se realizan en nuestro pueblo? ¿Corre peligro nuestra salud?
¿Es posible que una presión social obligue a los operadores de telefonía móvil mejorar las instalaciones para que se trasladen a núcleos no urbanos? (Lugares protegidos para fauna animal y vegetal no valen, que nos conocemos)
Yo me (de nuevo) pregunto...