A izquierda y derecha del tramo visueño de la antigua vía del tren, casi donde ésta se encuentra con la carretera que desde el pueblo baja en dirección a la vega, se han construido horrendas naves para uso agropecuario, que, al margen de su legalidad o ilegalidad (delicado asunto este aún por aclarar, del que no se hizo eco debidamente el anterior equipo de gobierno -PA/PSOE-, bajo el cual se iniciaron algunas obras, y que está soslayando en la actualidad el PSOE -que ahora gobierna en solitario-),están destrozando la Vía Verde y su entorno. Primero, porque la existencia misma de esas edificaciones suponen el aumento del tráfico motorizado, hecho que dificulta el tránsito tranquilo de personas a pié, a caballo o en bicicleta. Segundo, porque pueden ser el desencadenante de un incremento de la presión urbanística en el entorno -hasta cierto punto protegido y regulado al respecto por las normas subsidiarias del pueblo asi como por la catalogación provincial que reconoce al escarpe alcoreño y sus alrededores como espacio natural sobresaliente: he ahí la posible patata caliente-, lo que a la postre daría al traste con el mismo concepto de Vía Verde; Tercero, porque impedirá una contribución visuena, decente, al proyecto de Parque Cultural de los Alcores, así como la explotación turístico-cultural que se espera del mencionado proyecto. Cuarto, porque, sencillamente, las edificaciones que se han levantado son un auténtico insulto para la vista: nada que ver con las formas armónicas de un tradicional cortijo.A izquierda y derecha del tramo visueño de la antigua vía del tren, casi donde ésta se encuentra con la carretera que desde el pueblo baja en dirección a la vega, se han construido horrendas naves para uso agropecuario, que, al margen de su legalidad o ilegalidad (delicado asunto este aún por aclarar, del que no se hizo eco debidamente el anterior equipo de gobierno -PA/PSOE-, bajo el cual se iniciaron algunas obras, y que está soslayando en la actualidad el PSOE -que ahora gobierna en solitario-),están destrozando la Vía Verde y su entorno. Primero, porque la existencia misma de esas edificaciones suponen el aumento del tráfico motorizado, hecho que dificulta el tránsito tranquilo de personas a pié, a caballo o en bicicleta. Segundo, porque pueden ser el desencadenante de un incremento de la presión urbanística en el entorno -hasta cierto punto protegido y regulado al respecto por las normas subsidiarias del pueblo asi como por la catalogación provincial que reconoce al escarpe alcoreño y sus alrededores como espacio natural sobresaliente: he ahí la posible patata caliente-, lo que a la postre daría al traste con el mismo concepto de Vía Verde; Tercero, porque impedirá una contribución visuena, decente, al proyecto de Parque Cultural de los Alcores, así como la explotación turístico-cultural que se espera del mencionado proyecto. Cuarto, porque, sencillamente, las edificaciones que se han levantado son un auténtico insulto para la vista: nada que ver con las formas armónicas de un tradicional cortijo.